Agencia EFE.
Por Carmen Sigüenza.
Nacho Laguna vuelve al panorama musical español con «Fugaz», un disco en el que ahonda en su personal propuesta de melodías cargadas de emoción y poesía, de canciones para escuchar con los ojos cerrados, y al que pone voz
Mayte Yerro, una cantante capaz de moverse en todo el abanico, desde el rap a la ópera.
Dos años después de lanzarse en solitario con «Cantábrico de Emociones«, este músico madrileño autodidacta, ex bajista de los «Chatarreros de Sangre y Cielo» que acompañaron a Javier Corcobado, regresa con una apuesta que demuestra que en la música española no todo son «operaciones triunfo» con mas ruido y poder comercial que nueces y talento creativo.
Como en su anterior trabajo, Nacho ha compuesto tanto las letras como las músicas de las doce canciones que componen «Fugaz», aunque, a diferencia del primero, en el que los temas eran interpretados por distintos cantantes, en este sólo lo son por una voz, la de Mayte Yerro.
Cantante y actriz que ha trabajado en películas como «Evita» de Alan Parker, en grupos musicales tan variopintos e innovadores como «Reptilias«, «Las Xoxonas»,»La mujer del prójimo»,»Isla bonita»o Déjamever», Mayte Yerro da voz ahora a «Fugaz».
«Me gustó la propuesta de Nacho, es muy personal, muy poética, con unos cambios armónicos de gustos muy parecidos a los míos. Es una música con mucho
encanto, muy melancólica, para escuchar con cascos paseando. Me recuerda un poco a Leonard Cohen», dice, en declaraciones a Efe, la cantante.
Una melancolía o tristeza que «llevan implícito un mensaje optimista»,
según explica Nacho Laguna, para quien «componer música es como una terapia, la música es mi psicólogo y mi psiquiatra, en ella dejo cosas que no se expresar de otra forma».
Son canciones que hablan de «Sueños como mares», de «sacudidas de mar en tus caderas», de «volar sobre todas estas ruinas», de «acariciar la serenidad«, de deseos que son «esos violines arrugados por el viento»
o de una vida que «es una pregunta» para la que «en mi cuarto no quedan respuestas«, según los versos que salpican las canciones.
Temas, como la canción que da título al disco, que cantan a la fugacidad de todo lo bueno y lo malo de la vida, o de cómo curar corriendo «a mil por
hora dentro de tu memoria» heridas que «queman el camino».
Melodías de difícil clasificación, en las que juegan pianos, violines, baterías, guitarras, etc. para fundirse con las letras, en unas canciones que Nacho Laguna ha compuesto y grabado artesanalmente en su casa «robándole horas al sueño después del trabajo».
Grabado y producido después en el estudio «BLUE BOX»de Javier Almendral, la
compañía «Recordings from the other side», de Everlasting Records, ha editado después «FUGAZ«, que ahora sale al aire en un momento que el músico ve «raro» para la música independiente que se sale de los «cánones comerciales».
Admirador de músicos y bandas como Tindersticks, Calexico, Richard Hawley, Tom Waits, Goran Bregovik o Gold FRAP, Nacho Laguna espera que su música «llegue» para provocar «estados de ánimo» en la intimidad fugaz de aquellos que la escuchen.